Un ataque de asma es una sensación difícil de sobrellevar. Te pones nervioso, toses, tienes mocos, y tu pecho silba sin parar.
Soy asmático desde los 6 años. Primero fui alérgico al polvo, luego a los animales, y el asma fue llegando casi por si sólo. Durante mucho tiempo (desde los 14 a los 24 o así) tuve un paréntesis en los que estuve mejor. Pero volvió a aparecer y se quedó ya para siempre.
Esto conlleva que de vez en cuando, tengo ataques de asma. Muchos de ellos son inevitables y me culpo de ello. Sin ir más lejos, tengo 2 gatos, a los que soy alérgico. Su pelo cae por toda la casa y eso me hace estar mal. Aun así, últimamente lo que más me jode y me deja hecho polvo es asistir a los bares llenos de humo. Por ejemplo, el Heliogàbal, un lugar que me encanta pero que después de cada visita me deja muerto durante unos días.
Lo de los bares y el fumar es algo que me enerva de manera importante. Hace ya muchos años que en toda Europa no se puede fumar ni en restaurantes ni en bares ni en conciertos. Aquí en cambio sí. Somos el hazmereír del mundo, un país de pandereta. Hace años, el Gobierno hizo una ley de mierda cuyos resultados han sido una mierda. El lobby del humo ha hecho de las suyas y al final, gente como yo seguimos tragando humo cuando estamos en cualquier local de ocio. ¿Es justo?
Juro que cuando paso días como hoy, pegado al Ventolín, a punto de ir al médico (entre otras cosas a que te pongan oxígeno durante media hora para que puedas respirar un poco), me planteo que pasaría si alguien como yo denunciara al Gobierno, con exámenes médicos en la mano que demostrarían que su permisividad acaba poco a poco con mi salud. ¿Pasaría algo? ¿No?
La rabia interna me hace escribir este tipo de posts. Lo siento.