Este miércoles fue un día muy especial. Estuvimos con The Last 3 Lines en Buenafuente, el programa de La Sexta.
The Last 3 Lines son una banda un tanto atípica, y a la historia me remito. Yo era amigo de Sergio, especialmente, de la época de Laihn (dónde también tocaban Jordi y Dani). Cuándo supimos que tenían otra banda, los invitamos a tocar al Stereodiet Club, el ciclo de conciertos que montábamos Luis Moya y yo en el Sidecar. Ese concierto, en marzo de 2007, con Dartz!, fue el inicio de todo… En menos de 1 año, el grupo tenía sello, management, disco grabado y conciertos. Fueron fugaces como ellos solos.
Creo que el disco no funcionó como es debido. El editor desapareció del mapa, yo tuve un año 2008 bastante malo, y a pesar de que para ser un grupo novato hicieron muchas cosas (BAM, abrir para Blood Red Shoes o Infadels o Frightneed Rabbits, festis, …), todos teníamos la sensación de no haber hecho nada.
Entonces llegaron Marc y Sac, y llegó una reunión en su local que yo creo que cambió el rumbo de la historia. Allí era un todo o nada. Ellos podrían haberse marchado de nuestra compañía, por no haber cumplido del todo, y nosotros podríamos haberlos echado, porque era un buen momento para ello y porque las ventas de su disco eran de humor. Pero no. Yo llegué con una propuesta nueva, un EP, y ellos respondieron de manera extraordinaria y dándome toda la confianza de nuevo. Allí hubieron energías mezcladas y salí de esa reunión con algo en la cabeza que aun no me he quitado: The Last 3 Lines serían el primer grupo del sello en llegar a algo serio.
Juro que nadie lo entendió. Creo que ni siquiera ellos. Desde luego, ni mis compañeros de sello ni la gente que sigue a Aloud lo entendía, y yo me harté a repetirles lo mismo, ellos darán el paso, lo sé.
El resto de la historia hasta nuestros días ya la conocéis. Grabaron 3 temas brutales, descomunales, hicimos una edición de lujo, en vinilo blanco y CDs de promo a punta pala, hicieron el mejor video del año con todos poniendo pasta (el grupo y nosotros, algo que nunca habíamos hecho), y el miércoles tocaron en Buenafuente.
La vida no cambiará por eso, pero fue un día para no olvidar por muchas razones. Primero por el trato. La gente de producción nos hizo sentir como en casa, en el camerino y en el escenario. Los técnicos eran realmente buenos, sobretodo el de sonido, un profesor mío de Microfusa al que admiraba y ahora admiro más. Grabamos incluso una versión del tema para «Toys Song», una serie de temas grabados con instrumentos de juguete, dónde Diego Aloud, Dani y yo tocamos un instrumento, a cada cual peor 😀
La actuación fue brutal. Se grabaron 2 tomas, y la segunda fue la mejor. Y después compartieron momentos con Los Morancos (surrealismo puro y duro). Antes, un cuarto de hora antes de tocar, nos visitaron Berto y Andreu al camerino, momento que aprovechamos para entrevistarles para un documental del que hablaré algún día. Fueron muy amables y recibieron con mucho gusto unos vinilos y camisetas de regalo que les entregamos.
Han pasado 2 días y yo sigo en un estado raro. Mi trabajo da pocos momentos buenos al cabo del año, y cuándo pasan, te quedas unos días extrañado porque nunca te acostumbras a que las cosas vayan bien. Pero van bien, y me parece que irán a mejor. Espero.