La tarde se presentaba bien y no falló. Tras descansar en el hotel, nos fuimos a cenar. El lugar elegido, dentro del Public Market, invitaba a cenar bien. Yo no me lo pensé: un buen steak y una copita de vino. Sí, 30$, pero bien invertidos. Tras la cena, teníamos claro que ibamos a ir al concierto de Cheap Flight, banda de un componente de Mudhoney, al Funhouse, un garito parece que bastante conocido.
Por el camino, antes de perdernos, decidimos preguntar a un chico. Nos indicó, nos preguntó de dónde éramos, y cosas de la vida, conocía a Matt Bayles y tocaba en un grupo. Todo muy mágico, sobretodo al decir: «Sí, me suena el nombre de Nothink de la web…»
Llegamos al Funhouse y había unas 30 personas, todas ellas mayores de… 50 años? Menudo percal. Aun así, nos pedimos una copa y entonces sucedió algo mítico pero de verdad: descubrimos que la zona de fumadores, en un patio contiguo, era una pista de basket y había una bola!
Es obvio que echamos unos tiros, de basket, hicimos mas de un «21», y yo pasé a la historia por ganarlos todos y por que en uno de ellos metí 6 tiros seguidos, de 15 a 21. Maravilloso. Tras alguna conversación con una chica mexicana y una aparición de una «Belén Esteban» lugareña, decidimos marchar a casa, más contentos de la cuenta para ser el primer día… la excursión de las 1 de la madrugada mejor no recordarla.
Esta mañana, a las 8.30h el despertador llamado «jet lag» nos ha llamado. Hemos ido a desayunar a un minimarket, en mi caso pastelito de naranja y bebida de fresa, y después Juan se ha retirado a pulir detalles del disco. Nosotros hemos andado varios kilómetros, hemos visto una catedral, una zona muy rara pero que nos ha flipado, y la Pioneer Square. Allí hemos tomado café y zumos, y la gente del local nos ha invitado a tocar allí! Para flipar…
Hemos comido en el McDonalds por esto de ahorrar, y hemos venido al hotel. Son sólo las 17h y estamos petados! Parece más tarde… Tras hablar con Núria un ratico, me ha entrado morriña pero creo que es mejor intentar disfrutar que sentir nostalgia, aunque ahí está.
Ahora nos vamos a conocer a Matt Bayles, que nos lleva a cenar a un sitio guapo y luego Dios dirá… ojalá sea al menos tan bueno como ayer. Seguro que sí.