Era un 23 de agosto, como hoy, pero de 2016. Mau y yo volvimos de UK, rompiendo la gira con Exxasens, para nuestra cita con la historia: tocaban Toe y Caspian en el Apolo.
El concierto iba genial de entradas, pintaba a casi lleno (curioso siendo agosto y una sala tan grande) e incluso teníamos «chófer». El día de antes mi padre me escribía:
22/8/16 21:44:24: Rafael Picón: Sergi, quieres que pase mañana a recogeros al aeropuerto?
22/8/16 21:58:09: Sergio Aloud: Hombre … Pues sí 😄
22/8/16 21:59:16: Rafael Picón: Ok, ya me dirás a qué hora va el chofer a buscaros
22/8/16 22:01:02: Sergio Aloud: 🚗🚗🚗
22/8/16 22:01:16: Sergio Aloud: Llegamos a las 12.05h en la terminal 1, por vueling
22/8/16 22:02:30: Rafael Picón: Ok
22/8/16 22:02:36: Rafael Picón: 😘😘😘
23/8/16 12:45:24: Sergio Aloud: Llegando a la terminal
23/8/16 12:50:45: Sergio Aloud: Pasando el control
Al llegar, dejamos a Mau y mi padre y yo fuimos a hacer la compra. A él le encantaba vivir los conciertos como si fuera uno más. A mí me sabía mal, pero recuerdo su alegría al meter el coche en el parking del Mercadona y super feliz de acompañarme. Compré muy rápido, y se quedó flipando. El haber hecho muchos caterings me daba esa velocidad que tanto le impresionó.
Al acabar de la compra, dejando el coche en el parking, nos fuimos a comer en los alrededores del Apolo. Comimos tapas y pagué yo. Hablamos, le conté que estaba cansado de la gira y de lo bien que nos venía el concierto de esa noche. Seguramente brindamos con una cerveza. Quizá yo con un vino.
En la sala, los preparativos fueron bien, las pruebas igual y mi padre, cuándo llegó Núria, nos pidió la foto que ilustra este post. Nunca supe porque a mi padre le hacía ilusión esa foto, pero lo cierto es que esa foto simboliza todo para mí. Su amor por la música, su pasión por sus hijos, su respeto por lo que a nosotros nos llena.
A la postre, esa foto se ha hecho icónica pues es la última foto que tengo con mi padre y es la mejor. Pocos días después murió en un accidente. Esa noche el concierto salió perfecto, mucha gente y mientras yo cenaba y descansaba desde el palco del Apolo, una mano en la espalda me acariciaba dándome fuerzas para lo que quedaba. En un principio, para lo que quedaba de gira. Pero ahora tengo claro que era para lo que quedaba de vida.
Cuánto te echo de menos, padre.