Hace mil que no escribo, a pesar de haber estado con muchas historias por contar. Por ahí ronda ese «Sólo seremos recuerdo».
Estos días el mundo anda convulso por el coronavirus. Parecía un juego y se ha convertido en una realidad en cuestión de días. Mañana se cierran las escuelas en Barcelona, ayer se cancelaron todos los conciertos de más de 1000 personas y se redujo a 1/3 los de menos, y una detrás de otra llegan noticias sin parar que, a gente como yo, le afectan más de lo debido.
Una vez he sabido de la cancelación de las clases, he decidido marchar a Piera con Jazmín desde el próximo lunes. Creo que es lo que necesito a todos los niveles. Desconexión del mundo real y conexión con mi hija. Núria trabaja (por ahora) y no se apunta, lo que convierte la semana que viene en unas colonias papa hija. Es algo que me atrae y que creo puede ser divertido y puede hacer que, ambos, sobrellevemos mejor estos primeros días de encierro que nos llegan.
Es realmente difícil valorar y ser consciente de lo que está pasando, así que paciencia, calma y mucha diversión con la peque que es quién más lo necesitará, porque este cambio radical de rutina le puede afectar. Y no vamos a permitirlo. Seguimos.