
La semana antes del confinamiento no pude ir a Piera. Faltaba poco, muy poco para que el cerezo se pusiera en flor, ese espectáculo de la naturaleza que sucede una vez al año y que me remueve por dentro como pocas cosas hacen.
Antes de que nos obligasen a estar en casa tuve dudes de si ir o no. Pero no fui.
Este año, el cerezo floreció y no pude estar allí para verlo. Ojalá a finales de mayo seamos algo más libres y poder recoger la cosecha. También espero que el pulgón respete a mi árbol favorito. El año pasado, aunque a 28 de marzo lucía tan bonito como en la foto, pasó una de sus peores plagas y nuestra cosecha se echó a perder.
Ay.
Querido padre,
esta vez no hay música. Todo está en silencio y todo el mundo duerme.
Estamos en Piera, pasando el primer fin de semana aquí. Ayer dormimos en esta casa por primera vez en 20 años. O más. Decidimos dividir la semana entre Blanes y aquí. En estos últimos 20 años habíamos dormido en Blanes muchas veces, al menos una vez al año. Por aquí nunca pasamos… ya sabes, padre, esas deudas que se quedarán sin pagar toda la vida.
No sé si habrás visto lo que hemos vivido hoy, pero ha sido emocionante. Es de esas cosas que yo llamo pequeñas grandes victorias. Tras 7 meses, hoy han funcionado tu desbrozadora y tu multicultor. Ya me conoces, yo ya hubiera comprado otros. Pero ayer vino un hombre muy simpático a intentar arreglar la desbrozadora, intuyó que le faltaba gasolina (era cierto, yo le había echado aceite, jejeje) y hoy tras ir a comprarla, abrirla y volverla a cerrar, ha funcionado. Similar con el multicultor, que había llegado a funcionar pero parece que la gasolina había perdido sus propiedades…
Ya habrás visto que Núria ha tenido buena culpa de todo. Yo soy poco persistente, pero ella se quedó con esa parte cabezona tuya de intentar arreglarlo todo. Ha encontrado los manuales de ambas cosas súper rápido y entre eso y la gasolina de verdad, no ha habido quién nos pare. Hasta la mama sonreía. Quizá el momento más bonito desde que estamos aquí, ya ves con qué tonterías nos entretenemos en tu ausencia.
Está todo precioso aquí, padre. Vamos, que tú no estarías de acuerdo con muchas cosas seguro, porque a fin de cuentas era tu casa y nosotros pasábamos de ella, pero hacemos lo que podemos. El huerto va como un tiro, a pesar de caracoles y demás plagas. Ya hemos comido varias lechugas, a cada cual más buena. Las acelgas y las espinacas no parece que vayan a triunfar, pero había que probarlo. Los tomates que plantaron Arianne y Mario parece que también irán hacia arriba si el calor no se los carga. Las habas y los guisantes que plantó el bueno de Segundo ya se están recogiendo. Ahora hemos puesto también berenjenas de 2 tipos, pimiento y calabacines.
Los árboles parece que aguantaron el invierno. Hay que mirar que el ciruelo está algo pocho y el albaricoquero sigue con sus problemas. Le cortaremos la gran rama como era tu intención, cuándo nos atrevamos a enchufar la motosierra. Pero vamos, ambos están dando frutos. Parece que los manzanos y los perales saldrán adelante, y los imponentes almendro y cerezo están brutales. Como entiendo, padre, la ilusión que te hacía coger cerezas y el dolor que tenías que sentir cuándo año tras año yo no venía a cogerlas contigo. Aun así, la primera caja siempre era para mí. Como entiendo y como siento ese dolor, padre.
Como sabrás y habrás notado, Nupi ya no está entre nosotros. Espero que estéis juntos. Jazmín dice que estáis en la luna. Lejos. Nosotros nos quedamos con su cuerpo y le hicimos un homenaje que creo estuvo a la altura. Era difícil, por no decir imposible, adivinar qué sitio le tenías reservado. Yo tuve claro que en el tercer bancal era demasiado lejos. Por eso lo hice en el segundo. Muchos días de dolor físico que aun así han valido la pena. A ver si las calabazas no ponen todo patas arriba 🙂
Mañana intentaremos poner en marcha la barbacoa. Hace poco Mario se marcó 2 entrecots para la historia. A ver que tal mañana con nuestros secretos.
Queda mucho por hacer aquí: cementar las paredes, pintarlas, arreglar la balsa / piscina, cambiar algunas tuberías, diseñar y comprar un buen riego automático que llegue a todos sitios, … De momento hay ganas. Tantas que ya voy hasta usando el taller que prometí no tocar nunca, aunque solo sea para coger tornavises, buscar roscas que no funcionan o buscar pinturas que no hay. En realidad, ya sabes, son excusas para sentirme más cerca de ti.
Del resto, padre, pocas novedades. La mama superando golpes, sonriendo de vez en cuando y con mucho dolor cuándo venimos por aquí. Arianne viniendo cada poco tiempo y sufriendo por la distancia. Y nosotros pues como siempre, supongo. Jazmín ya reconoce su nombre y cuenta hasta 18. Y a veces me gana al Dobble. Y sufre cuándo nos ve sufrir y ríe cuándo nos ve reír. Te recuerda mucho, padre. A pesar de tu adiós prematuro, me quedo tranquilo de que os pudierais conocer y querer tanto en los 15 meses que pasasteis juntos.
Seguimos luchando, a veces de manera desafortunada, y otras creo que de manera certera. Con altibajos que parecen ser más bajos que altos, pero imagino que la búsqueda de la estabilidad tras algo así no es fácil. Lo mismo nunca lo logramos. Pero seguiremos intentándolo.
Nada padre, poco más. Quería escribirte desde tu rincón, desde el lugar que te hacía feliz. Todos los vecinos nos cuentan cosas de ti y eso nos llena. Tanto tiempo dando la espalda a este lugar y ahora mismo este lugar nos conecta contigo. Ojalá no nos guardes rencor y valores el esfuerzo. A nosotros, estar aquí ahora mismo nos da la vida.
Te quiero padre, hasta pronto.
«Las flores que han florecido ante la adversidad son las más bellas de todas».
Mulan.
Desde hace 2 años, decidí que los balcones de casa necesitaban plantas. Todo empezó con la compra de 6 cactus diferentes, que trasplanté (tras varios pinchazos, claro) en una misma maceta. De ese trasplante y a los pocos meses, uno de los cactus decidió crecer de manera desmesurada. Hoy en día lo llamo «Octopus», y algún día ya mostraré su antes y su ahora. Es impresionante. Justo estos días anda volviendo a sacar algo parecido a unas espinas verdes preciosas.
Este que ves en la foto me lo donó mi suegra, quién también me donó un Aloe Vera, que está creciendo sin mucho problema. Mi hermana me regaló una crásula y 2 cactus más. La crásula se ha hecho enorme en menos de 1 año! Luego hay otros cactus, una menta imparable y la última incorporación son unas margaritas, tan bonitas como puedes ver.
Esta noche he estado trasplantando 2 orquideas que Núria ha dado por imposibles. Ya he visto que mi trasplante es un error sin precedentes, pues necesito maceteros transparentes. Me gusta hablar de transparencia cuando escucho «Transparente», de El Niño Gusano 🙂
En breve subiré más fotos de mi pequeño bosquecito.