Ayer casi me mato. Estábamos en Piera cogiendo albaricoques, subido a una escalera y agarrado a una rama de esas gordas, cuándo la rama cedió y empecé a caer.
La rama iba directa a la cabeza de Núria. Fueron unas décimas de segundo pero de alguna manera el tiempo se realentizó y en todo momento pude pensar que hacer. Elegí tirar la rama por encima de ella para que no le diera (le hubiera hecho mucho daño) y saltar como pude mientras la escalera se venía a la izquierda. Caí al suelo medianamente bien, un poco con el lateral y encima de unas piedras. Resultado excesivamente bueno para una caída tan peligrosa. Una rascada en la espinilla bastante maja, y el golpe que hoy ya no me ha dolido.
Cuento esto porque creo que este susto ha generado en mí algo parecido a un estrés post-traumático que estoy intentando controlar. Hemos estado 2 días en Piera limpiando hierbas y dejando todo más o menos como estaba antes del confinamiento. Ha sido durísimo. Pues después de ayer estar físicamente destruido, a la hora de dormir no pude. Me dieron las 6 de la mañana. Y todo por culpa de un sueño extraño dónde veía imágenes de Miguel Melón en Santa María de Palautordera y eso me recordó a un video y desde ese punto, he entrado en obsesión por recordar todos y cada uno de los detalles de mi vida pasada. Empecé por casas, la de Sta. María, la de mis abuelas, etc… y ha seguido con situaciones y demás.
Para explicarlo, mi mente necesita visualizar sitios dónde ha estado pero que no recuerdo bien. Entonces tengo una serie de recuerdos, guay, pero los que no consigo recordar me generan una ansiedad brutal. Y cada vez voy a más: lugares dónde casi nunca estuve especialmente, que por supuesto es imposible que recuerde. Ayer tuve que encender la luz, pasear, y tomar aire porque sentía que me asfixiaba.
Es una espiral sin final. Porque la mente salta de un sitio a otro, de una situación a otra, etc… sin control y necesito ponerle fin. Hoy me ha pasado igual mientras comíamos, y ahora mismo estoy intentando controlar porque me está volviendo a pasar.
Quiero dejarlo aquí escrito porque es algo que nunca me había pasado. Imagino que estar en Piera este finde ha sido determinante, pero creo que la ostia de ayer es la clave. ¿Qué es lo que necesito recordar? ¿Por que mí mente tiene necesidad de saber más de lo que recuerda?
Si rasco un poco más, intuyo que la falta de mi padre para contarme según que cosas puede ser la respuesta. ¿Será eso? ¿Será que todavía no he superado (es evidente) su muerte y que esto es un aviso de algo?
Lo he contado urgentemente a Núria, mi hermana y mi madre (y a Jazmín) por si me ven raro estos días, porque me temo que inicio una lucha para controlar mi propia mente que no se dónde me llevará. O no, lo mismo es algo pasajero y una respuesta al miedo que pasé ayer mientras caía. Todo puede ser.
Salgo a correr, que creo ayudará. Nos leemos.
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