No es una banda cualquiera para mí. Echando la vista atrás, seguramente Yndi Halda hayan hecho la música que más ha cambiado mi vida, y voy a detallar los momentos paso a paso.
En 2007 les ayudé a montar una gira por España. La clásica Don Benito, Madrid y Barcelona. En Barcelona tocaron en el Sidecar. Eran extremadamente jóvenes. Vinieron unas 100 personas. Al sonido y las luces estaba John Lynch. Disfrutaba como un niño con el sonido en la mano derecha y las luces en la mano izquierda. Creo que ese día decidí ser técnico. Quizá ya estaba decidido. Hoy cuándo toqueteo las luces en la VOL me acuerdo de ese momento. También recuerdo gritar, emocionado, en el crescendo de «Dash and Blast«. Fue inmenso. Recuerdos de esa gira: http://yndihalda.blogspot.com/2007/04/
Aquellas navidades, nos llegó un detallito desde Canterbury. Nunca antes y nunca después ha vuelto a pasar con ninguna banda.
En 2012, tomando un gintonic en casa de Cristina Ferré, escuchábamos el «Enjoy Eternal Bliss» y en mi cabeza apareció el AMFest. Siempre lo cuento porque es verdad. Todo el proyecto nació en ese preciso instante con su música. Hicieron un concierto mágico. Estuvieron una semana en Barcelona pagado por el festival. Ya podrían vivir aquí para vernos más a menudo.
Antes de irse, Jack nos regaló una rosa y una botella de vino. Nunca antes y nunca después ha vuelto a pasar con ninguna banda.
En 2013 los vi en el Aloud Music Festival (febrero), en el ArcTanGent (tocando sólo media hora, agosto) y en el Astral de Rusia, en un concierto brutal durante el fin de semana que me despedía de mis amigos Toundra. Ese día, además, estuve sólo (aunque recuerdo a Agunda por allí) tras un fin de semana fantástico con mi amiga Anna.
Ya en 2016, volvieron al AMFest más duro de mi vida. Hacía muy poco tiempo que mi padre había fallecido. James lo cuenta muy bien aquí: https://www.timesofmalta.com/articles/view/20180923/arts-entertainment/optimism-with-a-touch-of-darkness.689803

No recuerdo nunca haber llorado tanto en un concierto. Y es que en ese concierto, viví algo que sabe muy poca gente. Durante «Dash and Blast«, mi mente se fue del concierto, las casi 300 personas que había desaparecieron de la sala y yo me junté con mi padre, nos dimos un abrazo y él emprendió un camino sin retorno mientras se giraba y me decía adiós. Fue particularmente duro, y sigo llorando al recordarlo. Sin duda no había una banda sonora mejor.
Desde entonces no les he vuelto a ver y el 16 de mayo, jueves, vienen a la VOL (puedes comprar aquí las entradas), la sala que es mi sala pero que no lo es, aunque sigue siendo el refugio dónde nada malo pasa. Si viajan sin técnico, tendré la suerte, por fin, de tener su música en mis dedos. Ya adelanto que estaré nervioso como un niño, pues me hace una ilusión tremenda.
No Comment