Se llamaba como mi abuela. En estas horas que han pasado desde su muerte he intentado analizar si, en el fondo, una parte de mí estuvo enamorada de esa chica rubia y de aspecto frágil pero que emitía una fuerza al frente de su grupo que me maravillaba.
Evidentemente no recuerdo cómo conocí a The Cranberries pero seguro que fue en Los 40 como se hacía entonces. Recuerdo tener grabado este momento de los premios MTV y esa interpretación en directo de «Zombie«:
Por aquel entonces ya me gustaba Björk, y verla dando el premio aumentó mi curiosidad por ese momento.
Lo que sin duda me recuerda Dolores y su grupo es las veladas que pasé con mi hermana Arianne cantando sus canciones. Yo aprendía a tocar la guitarra que algún Papa Noel o algún cumpleaños me había traído. Su música era fácil, 4 acordes, y mi hermana cantaba muy bien e imitaba su voz y juntos creíamos que hacíamos algo. Imagino que no he vuelto a pensar en ese momento pero ese momento era muy importante. Mi hermana tenía 13-14 años cuándo luchábamos (juntos) por enchufar la guitarra la amplificador de la cadena de mi padre y el micro de voz por un canal que había para hacer karaoke. Todo eso lo grabábamos en cintas de cassette en pleno directo y alguna vez grabamos alguna cinta de video hi-8. Cintas que guardo y que tendré que recuperar.
Hasta ayer, cuándo Dolores O’Riordan apareció muerta en su hotel, no había vuelto a pensar en eso y pensar en eso me hizo recordar que, por entonces, estábamos todos bien. Y que mi padre estaba vivo. Al volver del basket, comencé a escuchar el «Everybody else is doing it, so why can´t we?» y luego el «No need to argue» y luego el «To the faithfull departed» y sí, me los sabía de memoria y me salían casi 25 canciones que hacíamos en nuestro pequeño repertorio de guitarra y voz. Debo admitir, por tanto, que fueron uno de los grupos de esa década para mí, aunque los hubiera olvidado.
La muerte sigue siendo ese ente extraño que llega para desbaratarlo todo y poner patas arriba tus sentimientos. La muerte de Dolores O’Riordan ha hecho pupa. No sé si son sus 46 años, la historia vivida con su voz y su música o los recuerdos a los que he viajado en estas horas. Sea lo que sea, duele. De nuevo.
No Comment