Escucho sus notas caer como bombas de racimo que siembran dudas en mis ideas, fijas y caducas. Me situan frente al espejo de mis miedos, en la frontera de mi personalidad, en el deseo de hacer algo que no sé si quiero aunque nada he tenido más claro.
Hoy mi visión es un laberinto en el que me cierro las salidas porque prefiero mirar atrás. Y atrás no hay nada más que comodidad. Y las pequeñas puertas se siguen abriendo. Y el abismo parece brillar sin filtros. Y cuándo el cambio llama a gritos, no hay que hacer oídos sordos.
Que las notas sigan sonando mientras me voy a dormir. Que mañana nos vemos y quizá es verdad que hablamos. Espero soñar. Espero que tu música me haga despertar.
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