Querido papa,
suena «Bohemian Rhapsody«. No sabía muy bien como ambientar este momento, y he elegido el Live Aid que nunca falla.
Hoy es 4 de octubre. Hoy tenías que cumplir 64 años, esos que tu avatar en whatsapp decían que eran la mejor edad y a la que nunca llegaste. El año pasado yo estaba de gira y tú veías el Madrid. No te puedes ni imaginar lo duro que es escribir esto, desde un frío ordenador, sabiendo que hace 2 semanas te fuiste. Para siempre.
Me he prometido no olvidarte nunca, y aunque sé que eso no pasará, creo que escribirte una carta de vez en cuando contándote como estamos puede estar bien. No sé si dónde estarás ahora tendrás internet. Algo me dice que desde allí lo controlarás todo (sino lo de la bombilla en casa no tiene explicación). Que habrás llegado y habrás comenzado a cambiar las cosas. Empezando por los enchufes, siguiendo por las luces y acabando por el orden. Instaurarás el orden chino. En solo 2 semanas habrás dejado huella allá dónde estés, estoy seguro. Como la huella, inmensa, que dejaste en todos nosotros durante tu vida.
La familia estamos jodidos, no te voy a engañar. Arianne ya está en Madrid, y se ha quedado con muchas cosas que decirte. Seguramente se ha quedado con ganas de que tú también le hubieras dicho muchas cosas que a mí si que me habías dicho de ella. Ya sabes, que estabas orgulloso de ella, que es una luchadora, que es una máquina en su trabajo… Todas esas cosas que me contabas en aquellos desayunos que nosotros sí tuvimos la oportunidad de hacer, años atrás, y que habíamos abandonado por mi culpa. Por culpa de ese ritmo de vida que te asustaba, lo sé. No te preocupes… Al final queda claro que tenemos nuestra hora. Cuida de la sister, papa. Si desde allí puedes mover hilos, ya sabes…
Mama está rota. 47 años juntos es mucho más que una vida. Habéis sido una pareja única, maravillosa en todos los aspectos. Mama está demostrando una fuerza y un espíritu de superación únicos. Yo casi no la reconozco, y desde el primer momento le he dicho lo orgulloso que estoy de ella. Supo decirte lo que sentía cuándo nos despedimos, en aquella habitación 11 de la UCI de Can Ruti. El mismo hospital que murió el yayo (¿como está? ¿ya lo has visto?) y el mismo que murió Camarón. Ya me dirás, algún día, si allí arriba puedes conocer a quién quieras y ya te has cruzado con él, con Jesús de la Rosa, con las yayas, … De la mama cuidaremos entre todos. Es una mujer excepcional, se lo he dicho pocas veces, pero es lo que pienso. Ya sabes que siempre hemos tenido nuestros más y nuestros menos. De ahora en adelante, estoy seguro que tendremos muchos más y muy poquitos menos.
De Jazmín estarías orgulloso, papa. Yo lo estoy. Me está dando una lección cada día. Hoy les contó a todos sus compañeros que el papa de su papa se había muerto. El otro día decía que quería estar cerca de mi corazón. Yo sé que es porque no quiere que se pare, como el tuyo. Ella mira tus fotos cada día, y sé que siente tanto dolor como todos nosotros. Deberías estar orgulloso del poso que dejaste en esa pequeña niña en tan solo 15 meses. Ahora tenemos «la voltereta del yayo«, en homenaje a ti. Otro de tantos homenajes que estos días te hacemos, y que seguirán llegando. En breve trabajaremos en la cartulina con fotos que llamaremos «Mis 15 meses con el yayo«. Pondremos fotos y textos que podrá leer cuándo aprenda, que al paso que vamos será rápido. Es lista, papa, muy lista.
Núria también está mal. Conectabais, ¿eh? Sin ella no hubiera podido aguantar todo esto. Ella me ve llorar, lo poco que lloro, porque yo no sé llorar, yo sólo sé sentir. Nunca podré agradecerle a la vida haberla conocido. Tu hermano, el tito, también lo está pasando mal. Me gustó ese «25» que le regalaste. Sabía a perdón. Gracias por escucharme. Y gracias por el «35» del día siguiente, ese que me dejó la cabeza loca de dudas, cuándo ya en teoría la tuya no funcionaba. Hay vida más allá de las máquinas, estoy seguro. Por eso escribo esta carta. Ya encontrarás la forma de hacerme saber que la has leído.
De mí poco puedo decir, papa. Ya me conoces. Intenté hacer que tu adiós fuese lo más digno posible, a la altura de lo que había sido tu vida. Y copiando a Sergi Egea, claro, que supo despedir a su padre de manera brillante. Desde el shock inicial, a la noche del adiós, a ese ratito que estuvimos solos, el momento que te puse Creedance Clearwater Revival al oído (espero que te gustase), a la despedida con la mama brillando como nunca, a conseguir que tu tanatorio durase solo unas horas, a recibir a todo el mundo con una sonrisa, a querer que todo el mundo te viera con la camiseta de Aloud y la pegatina de Doble Capa en el pecho, a explicar que la muerte forma parte de la vida y la tuya había sido una vida plena, a los momentos de después, a el viaje a Piera con Exxasens poniendo banda sonora a tu viaje y vuelta a la tierra, el vacío, … He intentado hacerlo todo de la mejor manera posible, y sólo espero que estés contento y que pienses que esta persona que formaste, educaste y le diste todo, lo haya hecho bien. Yo creo que sí.
Todavía no sabemos qué te pasó, papa. Y eso es algo que nos duele. Mañana comenzamos la lucha por saber tu final, del que intuimos cosas pero no tenemos certezas. Será duro saber quién lo provocó. El porqué. El cómo. Sé que no estoy preparado para eso, pero quiero saberlo para comenzar a superar tu ausencia. Sé que nos ayudarás en lo que puedas. Vamos a luchar como tú hubieras hecho por cada uno de nosotros. Mañana, día de tu cumpleaños, tengo que ir con mama a arreglar su pensión de viudedad… Es amargo, papa. Es injusto y a ratos sigo pensando que es irreal. Sigo esperando el momento de despertar de la pesadilla, pero nunca llega. Maldita realidad, papa.
¿Has visto el video del festival? Sí, está dedicado a ti. Lo que tú y yo construimos gracias a la música es lo que me aporta la tranquilidad de escribir estas líneas sin derramar una lágrima. Hiciste de mi pasión la tuya. Lucías las camisetas con más orgullo que yo. Estabas el primero para ayudar, fuera con lo que fuera. Por ser la más reciente, recuerdo la tarde / noche de Toe y Caspian. Como viniste al aeropuerto a buscarnos (joder, como te echaré de menos las próximas veces…), como flipaste en el Mercadona mientras compraba el catering a toda velocidad, cómo te comías las tapas que hicimos casi a las 16h muertos de hambre, como me dejaste invitarte por fin, como me tocabas el hombro transmitiéndome energías cuándo sabías que estaba derrotado de la gira más triste de mi vida, como quisiste hacerte esa última foto juntos… El ser un romántico hace que crea que te hiciste esa foto queriendo. Sí, muy a pesar de que la última vez que escuché tu voz fue para decirme: «Me tienes abandonado«. Nunca te escribí el mensaje que quería enviarte en ese momento. Ya lo haré, pensé. Siempre había una nueva oportunidad. Quién sabe si lo hubiera enviado qué hubiera pasado. Quizá el martes fatídico hubiéramos quedado para desayunar, como antaño. Y aun estarías aquí. Quién sabe …
Mi pasión fue la tuya y la tuya nunca fue la mía. Ninguneé Piera como un desgraciado. He tenido que ir a llevarte en tu último viaje para descubrir tu universo privado. Your own private. Hemos decidido intentar mantener a flote tu obra, aun a sabiendas que será imposible hacerlo a tu nivel. En mi cabeza está el momento de recoger las cerezas el año que viene. O el otro. O el otro. A cabezón no me gana nadie. Lástima que nunca te demostrara ni siquiera respeto por lo que hacías… Joder, con lo grande que es lo que conseguiste y tú sólo!!. Ahora me tengo que conformar entrando en la bodega y oler a ti. Ese taller ordenado al milímetro. Esas botellas de vino. Tus llaveros. Tus ilusiones. Tu vida. Seguramente lo llamaremos «Museo Rafael Picón«, porque nada te describe mejor que ese rincón del mundo que se esconde tras la puerta del piso de abajo de Piera.
Papa, te echo mucho de menos. Y sólo han pasado 15 días. Estás a cada paso, a cada movimiento. Estás ahí cada vez que respiro. Aunque siento que mientras piense en ti nunca te irás del todo, la ausencia y el vacío duelen como nada en el mundo.
Dicen que estarás en un lugar mejor, y eso no es difícil. Aquí todo sigue mal. Y sin alguien como tú, el mundo es un lugar rematadamente peor. Pero hace unos años, el 26 de julio de 2007, me dijiste una frase que hoy quiero rescatar:
Seguid luchando, que eso sí que se os da bien
No la recordaba, papa, pero lo escribí en este mismo blog y debe ser verdad. Y eso vamos a hacer, luchar. Por saber qué te pasó, por cuidarnos, por salir adelante, por que Jazmín no te olvide nunca, por imponer tu orden chino en nuestra caótica vida, por sonreír de nuevo, … Estamos ya luchando, papa. Y en lo que puedas echar una mano, como siempre de manera discreta y humilde, esperaremos tu apoyo.
Te quiero padre, amigo.
pd: la foto es del 23 de octubre de 2012. Camiseta de «Leave the kids aloud». Instalando las luces de Aloud, oficina antigua. Seguramente sonaban Vainica Doble o algo de los 70. Y luego, o antes, almorzaríamos juntos. Nadie te obligaba pero tú estabas ahí. Espero que te sintieras querido, admirado y respetado. Así lo sentía. Hacías cosas que sólo tú podías hacer, papa. Y que nadie más podrá hacer. Mierda, ahora lloro …
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