Hace unos años, me llegó un mail muy curioso. Me escriben muchas bandas para fichar por Aloud. En aquella época quizá no tantas, también es cierto. De cara a la gente, éramos el sello de Nothink. A pesar de trabajar con muchas bandas, la gente acaba relacionándote con lo que tiene éxito y funciona. El resto de trabajo, igual de válido, no sirve de mucho, siempre hablando a los ojos del «gran» público. Y éramos eso, el sello de Nothink.
El mail era de Victor. Tocaba en Toundra y decía, claramente: «Si no sacamos el disco con Aloud, no lo sacaremos con nadie«. Me habían advertido del buen hacer de Toundra gente de mi confianza, como Juanma (lo:muêso) o Juan y Aleks de Nothink. Siempre me llamó la atención el tono de aquel email, la seguridad de que toda aquella conversación llegaría a buen puerto. La historia ya la sabéis, fichamos a Toundra en un Sant Feliu Fest del que no salí muy convencido de su bolo pero sí de su potencial, y a partir de ahí hasta hoy, creo, Toundra han cambiado la historia del rock instrumental de este país y yo he tenido la suerte de haber sido testigo.
En los grupos acostumbro a tener un amigo especial. No entiendo porqué, pero aunque me lleve bien con todo el mundo y comparta carretera con todos los miembros de los grupos, siempre hay alguien en la banda con el que nace algo más. Supongo que es una conexión que va más allá de lo musical, o de lo «profesional» si se quiere llamar así. Alguien con quién no soy sello versus banda. Alguien a quién le puedo contar mis secretos, mis problemas, alguien que me escucha y entiende mi «estado mental» (no siempre fácil de entender), y alguien que podrá contarme lo que quiera, que me tendrá siempre que lo necesite, y que llega a ser algo más que un simple amigo o compañero de aventuras. Que nadie lo malinterprete. Esa misma relación la he acabado teniendo con varias personas del mismo grupo (o con todas), y en algunos casos ha tardado años en nacer. Y también mola. Pero siempre hay una persona con la que nace desde el primer día.
Y así fue con Victor. Al principio, recuerdo perfectamente su total desconfianza en nuestra apuesta y lo mucho que nos recordaba el (poquísimo) dinero que habíamos invertido en «II«. Lo que sufría pensando que eso, en el hecho de nunca fuéramos a recuperar ese dinero. Le hacía sentir culpable el que pudiera pasar algo que nunca pasó. Fue mi contacto con la banda y creo que hicimos un buen trabajo en la gestión extra-musical del grupo durante toda esa etapa. Si en algo me pudiera sentir responsable del crecimiento de Toundra (que me siento 0% responsable, la verdad), fue en esos tiempos, dónde decía muchas veces la frase: «Toundra exigen mucho, y eso me hace tener que estar al máximo nivel». Y el que me exigía (a mis ojos, claro está, pues el trabajo era de toda la banda) era Victor. Me ponía las pilas sin necesidad de decirme nada. Nunca de malas maneras, sino con su excepcional ritmo de trabajo. Recuerdo esa etapa de crecimiento, en la que todo era novedoso y cada conquista era un triunfo, como una etapa de muchísimo trabajo y trabajo bien hecho. «Toundra son muy pros«, fue otra de mis frases preferidas en esos tiempos. Y era (y sigue siendo) así.
Durante toda esa etapa, Victor y yo hablamos mucho. Por teléfono, por email, por chat… Es un tipo talentoso, creativo y una gran persona. Y sobretodo cabezón, insistente, persuasivo. Le he puesto de ejemplo muchas veces cuando ficho a un grupo y les imploro que me insistan mucho. Yo, mal que me pese y sin ni siquiera tener un sueldo, tengo bastante curro. Y trabajar con varias bandas hace que, a veces, te disperses un poco. Y al final, mi atención acaba siendo para el que me requiere y me parece básico tener a alguien en una banda que me insista en todo lo que hay que hacer. Siempre de manera educada y cuidando las formas, pero de manera continua. Hay grupos que insisten 2 semanas y desaparecen 3 meses. Hay grupos que nunca insisten. Me encantaría tirar de todos, pero no siempre puedo y no siempre sale como me gustaría. En Toundra, Victor me hablaba casi a diario, unos días planeábamos como escribir a sellos europeos, otros días de festivales, y al día siguiente simplemente de nuestra vida. Sigo pensando que aquella insistencia es la base de que las cosas hayan ido tan bien con ellos.
Evidentemente, de tanto hablar surgió una relación que iba más allá del grupo o del sello. A Victor le he contado mis crisis personales, mis depresiones, mis momentos bajos con el sello, … Y a la inversa. Quizá, de todos mis amigos especiales, se acabó convirtiendo en mi consejero y en alguien a quién le consultaba prácticamente todas las decisiones que tomaba en la vida, especialmente las de Aloud Music.
Cuando sacamos «III«, las cosas (creo) ya eran diferentes. La vida no siempre trata a la gente como se merece. Victor nunca dejó de estar interesado en Toundra (ni siquiera ahora), pero sí que tengo la sensación de que lo que él quería demostrar ya había quedado demostrado. Desde la salida de «III», Toundra se han convertido en un grupo grande, infinitamente más grande y con más público detrás que muchos de los grupos que ves en todos los medios y que simplemente están ahí por hacer pop y cantar en castellano. Mi sensación es que mi buen amigo, al conseguir cosas tan increíbles como llenar la Caracol, llenar la Joy Eslava, llenar el Apolo, tocar 2 veces en el Primavera Sound, haber tocado en el Dunk! Festival… había conseguido en cierta manera lo que se había propuesto cuando, codo con codo, yo le decía y le repetía: «Victor, en España hay un techo para un grupo como Toundra y nunca lo romperemos«. Y el me insistía: «Eso ya lo veremos«. Yo sonreía con cierto aire de superioridad («Victor, con 12twelve ya nos pasó y mira…»)…
El tiempo le ha dado la razón. Y yo no puedo más que estar agradecido de por vida por esa lección. Recuerdo ahora, y sin tener mucho que ver, el último concierto de Exxasens en Rusia. Cuando nos dejaron una mesa de sonido estilo nave espacial, sin nadie que nos explicara como iba, y Jordi me insistía en probar y probar y probar porque sabía que la haríamos funcionar. Y tras 2 horas de lucha funcionó. Al final, me he dado cuenta que mi vida necesita de gente como ellos, luchadores incansables y gente talentosa a niveles extremos, para tirar adelante. Pequeños maestros de los que Aloud Music está lleno. Gente que te enseña sin necesidad de enseñar.
Esta semana se ha hecho oficial que Victor abandona Toundra. Es la primera vez que me pasa que mi «amigo especial» deja una banda y reconozco que es algo que me ha desmontado. Tengo un grave problema, y es que Aloud Music no es mi negocio, es parte de mi vida. Y mi vida la vivo de manera intensa y poniendo mucho corazón y a veces poca cabeza. Me duele, desde fuera, que mi amigo no siga en el grupo por el que lleva años trabajando. Al mismo tiempo, respeto su decisión, le apoyo y evidentemente seguiremos siendo amigos. No me puedo imaginar continuar el camino sin él, igual que no puedo imaginar continuar el camino sin la música de Toundra.
De corazón, amigo, gracias por todo y espero que la vida te devuelva lo mucho que me has dado (y me sigues dando). Sé que te sonará a mariquita, pero me la suda: te quiero.
2 Comments
La intensidad de tus palabras me ha emocionado…
y no creo que decir a un amigo que le quieres sea de mariquitas…
musu… hazle llegar otro a Victor…
aún no me puede creer que me diera las gracias por ir a verles………………………..
……………..si me olvido, recuerdame la próxima vez que nos veamos (quizás en Berriz?) que te superabrazo…
Luz
Sr.Picón… la piel de gallina me has puesto. Que difícil plasmar todos esos sentimientos por escrito. La has clavado.