Un mensaje. Una casualidad. Una mirada. Un viaje al pasado. La vida está llena de casualidades de las que soy fan. No puedo resistirme y dejarme llevar por sus caprichos. Son tan inesperadas como excitantes. Cada casualidad es una pequeña sorpresa, un pequeño regalo por desenvolver y una historia que descubrir.
La de hoy me ha llevado 20 años atrás. Ni siquiera recuerdo si son 20 años, 15 o 25. Es lo de menos. Me ha llevado a una persona de quién poco podía recordar pero cuya mirada era imposible de olvidar. Ha sido frenético el vértigo que he sentido al ver su foto. No he visto más que sus ojos, y a miles de kilómetros por hora he aterrizado en aquellos años de inseguridad, de locuras post-adolescentes, de miedos, de otra persona tan diferente a quién soy ahora. Han bastado 2 frases para darme cuenta que el mundo sigue teniendo mejor recuerdo de mí que el que tengo yo de toda esa época. Recuerdo la cena de EGB hace ya 4-5 años cuando me sorprendían con detalles que ni siquiera recordaba, pero de los que curiosamente podía sentirme orgulloso. Hoy ha pasado lo mismo. Ironía, escaleras, Queen… sí, ese era yo. Aunque no lo recuerde.
Estaba tumbado en la cama y he sentido la necesidad de sentarme a escribir, porque esta nueva etapa del blog se quiere nutrir de momentos como éste. Quizá, en 20 años, releeré estas líneas y sentiré el mismo vértigo que he sentido esta noche al pensar en la chica que me hizo tener miedo de los ojos bonitos. «Los ojos bonitos siempre mienten«, es la frase que me acompañó toda la vida. Que injusto.
No Comment