Twitter es una herramienta que se está desvelando últimamente como imprescindible. Sin ir más lejos, el seguimiento de algunos españoles en Japón, nos ha permitido conocer de primera mano y en nuestro idioma algunas noticias que iban llegando del devastador terremoto. Pero a pesar de que, como herramienta, se pueda utilizar para conocer información, estar en contacto con gente o informar a tu público de algo, en España nos estamos especializando por convertirlo en una herramienta para humillar y linchar gratuitamente a la gente.
El último ejemplo es éste:
Bisbal aprovecha en Twitter la tragedia de Japón para promocionar un concierto
Esta ‘noticia’ llega a un diario importante como Elmundo.es. ¿Como es posible? ¿A quién le interesa linchar a David Bisbal por algo así? El uso de los hashtags es, habitualmente, para hablar de un mismo tema, y convierte tu búsqueda del tema en más sencilla. Pero hay mucha gente, mucha, que añade ese hashtag en todos sus comentarios. ¿Que quizá es un mal uso de la herramienta? Seguro. Pero de ahí a ser noticia en un periódico nacional va un trecho grande. Normalmente la gente lo hace como recordatorio, para apoyar el hashtag en cuestión, no como se denuncia en este caso, para aprovechar el momento y promocionar un concierto. Eso es simplemente ridículo.
Nos hemos especializado en el linchamiento sistemático de algunas personas. David Bisbal se lleva la palma, claro. Su twit sobre las pirámides de Egipto le valió un cachondeo generalizado. Pero ha habido más casos, la mayoría de ellos innecesarios. Y lo preocupante es que va a más. Todos tenemos en mente la broma de Nacho Vigalondo, que lo llevó fuera de El Pais. Eso sólo puede llevarnos a un punto, a que determinados personajes tengan que medir tanto sus palabras para ajustarse a lo que se conoce como «corrección política«, que Twitter deje de ser una herramienta interesante. Porque claro, si cuándo te sales de la linea de lo correcto, tienes a miles de personas dispuestas a humillarte públicamente,… no sé si interesa y sobretodo, no sé si apetece.
Me quedo con las buenas sensaciones que se llevó Alex de la Iglesia de su interacción con sus seguidores como buen uso de Twitter, y espero que en el futuro, dejemos de hablar de esta interesante herramienta más que para tonterías de país bananero.
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