El ayuntamiento de Barcelona infla los sueldos de altos cargos en un 60% (en catalán).
Esa es la verdad sobre la crisis, no sólo en el Ayto de Barcelona, también en muchísimas empresas de mediana o gran capacidad. Tras los despidos y los recortes estúpidos (ya saben, menos gastar en papel de la impresora que yo me compro un Audi como coche de empresa), se ocultan subidas desmesuradas de sueldos de altos directivos, no fuera a ser que la ola de la crisis se los llevara a ellos también.
La crisis, como todo lo que pasa en la vida, es la crisis de los pobres, la crisis nuestra, de los que trabajamos y mantenemos los sueldos, las casas, los coches y los lujos de los ricos, los que mueven los hilos y dirigen el teatro de marionetas que es la vida.
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