Concierto infernal.
No fui a la prueba de sonido por falta de tiempo, y quizá ese fue un error. La sala es una nave industrial, muy alta, y con muy poco equipo, apenas 2 pequeñas ElectroVoice por banda. La mesa, una Yamaha antigua analógica. La microfonía justita, por lo que me llevé parte de mi equipo.
Aun así, fue imposible hacerlo sonar. Los detalles (tanto de batería como de guitarra) eran imposibles de definir. No era un problema de ecualización, sino del lugar. No había manera de definir nada. Tampoco ayudó el volumen de las guitarras, que sin ser excesivamente alto, hacía que el embarullamiento general fuera más que patente.
Una experiencia bastante difícil. Acabé haciendo las voces mezclando en directo: ahora quito una, ahora pongo 2, etc… lo nunca visto. El dolor de cabeza final y el dolor de oídos del día siguiente, el peor recuerdo de un bolo para olvidar.
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