Extraido de Elpais.com:
«Casi desde el primer momento, funcionarios de la Casa del Rey se hicieron cargo de la situación, al tiempo que unidades de la Policía Científica, la Brigada de Homicidios de Madrid y de la Policía Judicial iniciaban las pesquisas en el piso 7º B, donde residía Érika con su hija, Carla, de seis años. Los indicios recogidos en la casa descartan la participación de terceras personas en el fallecimiento o que se deba a causas naturales. La joven estaba en tratamiento psiquiátrico por estrés y ansiedad, para lo que tenía prescritos ansiolíticos y otras medicinas. Algún bote de éstos fue hallado vacío en la casa.»
A pesar de las evidencias y de que el texto casi lo deja claro, nadie se atreve a decir que Erika se suicidó. En cambio, sí que se atreven a ir al supermercado dónde compraba a preguntar «cómo era», o a ir a una peluquería a preguntar «cómo ha sentado la noticia».
El rigor, el respeto y la prudencia no tienen nada que ver con la información. Si se ha suicidado y lo sabe todo el mundo, se puede decir, siempre que no se entre en el morbo de los porqués y se metan en la vida de la fallecida. En cambio en este país preferimos callar por miedo a las represalias reales (las de la Monarquía) y en cambio seguir haciendo un periodismo basura en el que, encima, ni siquiera se da toda la información que se tiene.
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Familia para analizar……