Ayer Núria se compró una bici plegable. Ahora, cual Bea en Verano Azul, paseará su cuerpecín por Barcelona mientras va al trabajo, o simplemente por el puro placer de pasear.

Ayer por la noche, a las 2 de la mañana, me he despertado sobresaltado por un golpe en el cruce que hay debajo de mi casa. El resultado era un accidente, entre un taxista y un ciclista. No ha pasado mucho, gracias a Dios.
1 Comment
A Nuria podría atropellarla un coche, o morir por el mal golpe de una teja, o cincuenta mil cosas… como todos nosotros… Cuando se ama se tiene miedo todo el tiempo 🙂
Un beso