Lo de ayer ya era más parecido a un partido típico de España en el Mundial. Perder 1-0 contra Túnez durante casi todo el partido nos pega más que ganar 4-0 y jugando bien.
El caso es que no estuvo mal. Me recordó a la final de la Champions del Barça, sólo hacía falta tener paciencia y suerte. Lo malo es que España, precisamente, no es un país que acostumbre a tener mucha suerte, y si la gastamos en primera fase, pues mal vamos.
De momento, ya huelen unos octavos con Francia y si pasamos (el mundial ya valdría la pena sólo por echar a los franceses), nos tocará Brasil. Es decir, que no nos queda mucho, aunque como aficionado español a los mundiales, seguiremos soñando, que es lo nuestro.
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