Ayer el partido de fútbol me vino muy bien. Los lunes deprimentes son terribles, y nada como unas carreras, unas patadas y unos goles para pasar los malos momentos.
Empatamos a 7, tras ir ganando 7-3. Los de mi equipo acabaron insultando al arbitro, muy enfadados, mientras yo me preocupaba por llegar vivo al vestuario. Y es que a mi edad, lo más importante es no ahogarse, no está la cosa como para encima andar protestando, no hay fuerzas…
Lo mejor del partido fue mi gol, el primero del equipo, con un control increible tras un saque de banda, y un chute cruzado imparable que sorprendió a todo el mundo.
Ya se habla de que Luis Aragonés podría llamarme para…
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