Como habrás podido leer en varios diarios, en Barcelona se van a multar a los compradores del top-manta, a los que orinen, escupan, … en la vía pública, a los que vayan con monopatín por zonas no permitidas, a los trileros, a las prostitutas y sus clientes de la calle, a los que beban alcohol en la calle, a los que pongan carteles, …
Triste que esto pase en mi ciudad. Triste porque la solución no está en prohibir, sino en educar. Y nadie pone un puto duro en educación. Eso sí, ahora intentaremos llenarnos los bolsillos a base de multas y más multas.
Para mí, la historia está clara. No conviene educar, porque lo que interesa es que crezca el incivismo para después prohibir cada vez más cosas y tenernos a todos mucho más vigilados.
Ya pronto, armas para todos y pena de muerte. Es el siguiente paso.
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