El viernes, tras los conciertos de (lo:muêso) y Nisei, me vino un bajón existencial considerable. La razón es que había unas 2000 personas, y mientras tocaban nuestros grupos, tan sólo el 10% estaba metida en el concierto, y quizá otro 15 o 20%, atendía de manera pasajera. Y fue acabar su concierto (con la genial «I wanna be your dog»), y de repente, cientos de personas se agolparon en las primeras filas. La razón: tocaba Manu Chao.
Sé que no es nuestra liga, y que a esa gente no le gusta la música (sino al menos lo hubieran intentado), y que … no sé, sentí que todo nuestro esfuerzo por hacer crecer una escena inexistente, no tenía sentido.
Y así nos metimos en el coche de vuelta. Puse «Grace», de Jeff Buckley, abrí la ventana para que entrase el frío nocturno, y con esa tranquilidad, y el aire, y la buena música… pensé que era un momento perfecto para morirme. Fueron escasos 5 segundos dónde no me hubiera importado acabar con todo. Pero sólo fueron 5 segundos.
5 segundos.
4 Comments
Recuerdo una sensación muy parecida cuando salí del Salamandra el primer día del Bad Music Festival de este año (ese jueves traicionero)… Suerte que el viernes y el sábado la cosa fué muy diferente!
muasssssssssss
Precioso.
el año pasado ni eso, mientras los grupos tocaban el 95% de la gente en la barra y atendiendo ni que sea de lejos unos 4. Creo que con eso ya contamos y aunque decepciona a veces no se que me da que no vamos a tirar la toalla facilmente
Sergio, muy interesante el blog, lo voy leyendo, y la verdad hay cosas flipantes … una cosa, si te has de morir, te recomiendo mas last goodbye, pero quizás para ese momento, si hubiese pinchado halleluyah, un pequeño atisbo de optimismo hubiese aflorado dentro de ti … (parece mentira que esto lo haya escrito yo mismo y sin ayudas)