Desde hace una semana estamos conviviendo con Junior. Así, de repente, entra un nuevo actor a nuestras vidas. Es un pequeño de 3 años que viene a finalizar el proceso de adopción que iniciamos allá por 2017 (realmente fue en 2016). De nuevo República Dominicana, de nuevo muchas cosas que, ya veréis, son iguales que en 2015 cuándo fuimos a encontrarnos con Jazmín.
Hoy hace 2 semanas que estamos en el país. En estos 15 días hemos podido comprobar que nada ha cambiado. La conexión a Internet sigue siendo lamentable. Llueve un poco y perdemos señal, en momentos importantes la conexión desaparece por 10 minutos o 2 horas, y de manera habitual, tras todo el día dedicado en cuerpo y alma a los peques (no puedes hacerte una idea de lo que es), cuándo a las 21.30h de la noche quieres trabajar un poquito y conectar con la que era tu vida … no funciona.
Pasa igual con las infraestructuras, los parques parecen más sucios que entonces, hay una cantidad de coches absolutamente descomunal, tapones / colapsos a todas horas, pitidos, contaminación, … La cosa no parece haber ido a mejor.
Pero estamos aquí por Junior. Durante 5 días hicimos el proceso de conocernos, fue realmente bien, y desde el viernes pasado compartimos las 24h del día con él. Cómo si de la pieza final de un puzzle se tratara, su llegada ha recolocado las cosas y aunque evidentemente seguimos en proceso de adaptación y hay muchas cosas que no contaré aquí, nos sentimos felices y enormemente agradecidos por esta nueva oportunidad de la vida de venir aquí a adoptar a nuestro segundo hijo.
A ver si el tiempo, las ganas, el aplatanamiento y las conexiones me dejan ir escribiendo en los próximos días o semanas. No recuerdo si hablé mucho de la adopción de Jazmín por aquí, de lo mucho que cambió nuestra vida, de lo que significa esta pequeñaja en mi vida, … pero fijo que si lo hice, me quedé corto y debería haberlo hecho más. Si puedo, prometo ir explicando cosas. Ya sabéis, una vez escritas ya no se pierden y el legado se queda para siempre.