Creo que si tiras atrás (muchos años) en este mismo blog, encontrarás en algún punto que alguna vez he citado algo parecido. Hoy se me ha ocurrido llamarla «La teoría de las buenas noticias que lo cambian todo«.
No tiene ningún misterio. Hay momentos de la vida en el que las cosas van mal, o muy mal. Este verano no ha sido fácil para mí. A mitad de junio, todos los indicadores parecían llevarnos al «final» de la pandemia … buen ritmo de vacunación y todos los indicadores cayendo.
Pero se torció. Algunos nos dimos cuenta antes, curiosamente los que mandan fueron los últimos. Viví situaciones dantescas en mi lugar de trabajo (justo el fin de semana de «barras abiertas») y viví un festival, el Vida, en el que nadie llevaba mascarilla y la normalidad había llegado un poco antes de lo que tocaba. El resultado ya sabéis, quinta oleada y meses perdidos de trabajo e ilusión.
A mí ese horizonte de meses perdidos me hizo reventar. La broma con Artur sobre la depresión se hizo mucho más cercana de lo que esperaba. Ansiedad ante el ordenador, vista borrosa ante el futuro y pocas ganas.
Después llegaron las vacaciones, un nuevo concierto de Pinpilinpussies en el Castell, que me volvió a sacudir y me hizo flipar (¿cómo coño pudieron sonar así con un sólo ensayo?), y una minigira con Mujeres que me trajo de nuevo las viejas buenas sensaciones que necesitaba.
Al llegar a casa de esta gira, tenía unas horas para ponerme al día, pues Núria tenía vacaciones y me iba toda la semana de «descanso» añadido, o descanso extra. Ese día, el martes pasado, estuve muy cerca del punto de cambio de la teoría de las buenas noticias. Pasaron muchas cosas, volaron muchos emails ilusionantes y por unas horas, volví a sentir el vértigo de antaño cuándo la velocidad de las buenas cosas es imparable.
Pero se paró todo. La teoría de las buenas noticias nos dice que llega una muy buena noticia que cambia la tendencia, y esa tendencia dura un buen tiempo. Ese martes, toqué con los dedos esa buena noticia, que no llegó pero le faltaba poco … Y hoy lunes, en la vuelta casi real (la real es el lunes que viene con la vuelta al cole), mi sensación es haber vuelto muchos pasos atrás, y la buena noticia que lo cambiará todo vuelve a estar lejos. No mucho, no es como en julio, pero sigue lejos …
Mientras llega, hay mucho campo para que las malas destrocen y hagan de las suyas. Así que toca muro de contención y pensar que está al caer. Todo ha de cambiar a mejor. Espero.
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