No será el mismo AMFest de siempre, porque mi padre no estará. Así de simple.
El AMFest es un festival que representa un nexo de unión único con mi padre. A la primera edición en 2013, cuándo Aloud cumplía 10 años, mis padres vinieron casi obligados. No tengo muchas imágenes de antes de mi padre en un concierto del sello. Quizá puntualmente, ya irán saliendo recuerdos. Pero ese día algo cambió. Les sentí orgullosos. Sala llena, Toundra, Lisabö y The Joe K-Plan. Mucho ruido, mucha gente feliz. Mi padre con dolor de oídos durante un tiempo.
La foto de arriba simboliza el comienzo de una unión musical que nos llevó a vivir cosas maravillosas. Quizá la que más fue ver a mi padre en el equipo de runners del festival. Me viene a la cabeza cuándo en 2014 llevamos a la gente de Vessels al aeropuerto. Ese padre sin hablar ni papa de inglés, preguntándome: «¿Qué decís?» y yo diciéndole: «Me he enterado sólo de la mitad, ¿pero a qué he disimulado bien?». Risas cómplices.
También quedan en el recuerdo sus crónicas, fotos y videos del AMFest 2015 de marzo, cuándo a nuestra vida había llegado una negra de 2 años llamada Jazmín. «Está muy lleno», me decía. Y me enviaba una foto de Viva Belgrado, y una de Nothink. «Tú tranquilo, aquí todo bien». Siempre palabras amables, siempre intentando tranquilizarme. Siempre cuidándome, como mi padre que era.
No sé como podré afrontar su ausencia este año. El vacío es tan grande que en cualquier momento puedo caer en él. Y además por allí andará mi hermana, tocando la batería con DobleCapa. En el suelo, de dónde venimos y a dónde iremos. A la altura de la gente, nunca más arriba. Sin micros, porque el sonido esa noche no necesitará micros para llegar más arriba que nunca. Orgullismo nivel extremo. Para el resto del mundo tan sólo será un concierto más. Pero mi hermana esperaba este día como nunca. Allí iba a estar mi padre, en primera fila y con su camiseta XL de DobleCapa, especialmente hecha para él. Ese día hubiéramos hecho una foto, que simbolizaría el nexo de unión entre mi padre y mi hermana, en el mismo sitio dónde años atrás ocurrió la otra.
Y aunque todo el mundo dirá que mi padre estará allí, la verdad es que no, no estará. Y aun así, mi hermana tendrá los santos ovarios de sentarse tras su preciosa Singerland del año catapún dispuesta a gritarle a golpes a todo el mundo sus ganas de salir adelante y de que este concierto sea algo que no olvidemos nunca. Esa será la imagen del AMFest, ese será el momento, y mi hermana será mi heroína.
No habrá foto, pero tengo la seguridad de que mi padre, el mismo que no estará presente en el festival, por algún lugar del universo estará orgulloso de sus hijos, luchando por sus sueños en el mismo recinto, remando juntos, superando el golpe más duro unidos y además, rodeados de nuestra madre, de Mario, de Núria y de una pequeña con cascos que sonreirá y copiará cada uno de los movimientos de su tía.
Será una edición amarga, pero valdrá la pena.
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