Pagaría por volver a jugar al bingo con ella, rodeados de la familia. Hoy parece más dificil que nunca, pero no perderé la esperanza hasta el último momento. Desde hoy, un carton virtual estará en mi cabeza (uno de esos gestos inolvidables de las navidades), esperando el último número que consiga el milagro. Bueno, necesitamos 2 milagros. Y un buen puñado de buena suerte.
No Comment